martes, 7 de octubre de 2008

Crisis (1999)





LA POESÍA ES COMO LA VIDA

La poesía es como la vida,
sabemos dónde empieza,
jamás dónde termina.

Tiene una historia y un tiempo,
un espacio preciso en que se evoca,
pero bate sus propias alas,
que la llevan a recónditos destinos,
a manos desconocidas y ojos enamorados;
o a un ecléctico lector que la mutila
y construye entre retazos su propia filosofía.

Mas, trasciende, tiene su propia vida,
puede dar de sí y permanece,
se hace eterna, resucita.

(3.nov.99)


ABRAZO Y SILENCIO

Hay abrazos que duelen
hasta lo más profundo del alma
y silencios que ocultan
al alma sus dolores.

Hay abrazos guardados
que esperan un retorno del verano
para fundir un cariño no expresado:
los abrazos de mi padre.

Hay silencios que se callan
por no querer herir;
silencios ocultos a causa del amor:
los silencios de mi madre.

Hay abrazos que he buscado
y silencios reprimidos,
abrazos que he gozado
y voces calladas al oído;
hay veces que he abrazado
en busca de sentidos
y hay ruidos que he acallado
entre la música de la llovizna.

Mas, no será eterno mi silencio
y mis brazos irán a posarse en libertad
sobre los seres de mi infancia
y quedarán abiertos a los nuevos amores.

(19.oct.99)


AL AMANECER

Al amanecer me besó la brisa fría
y, la sangre que recorre
las avenidas de mi cuerpo,
afloró en torrentes hasta la última partícula.

La sangre ya está en marcha,
a veces a galope y, otras,
como una conjunción de notas
que van entretejiendo una canción de amor.

El animal que hay por dentro,
el toro de lidia, el raudo tigre,
se nutre con cada púrpura gota renovada
y quiere encontrar un ruedo
o alguna mística selva,
donde exteriorizar su fuerza.

Heme aquí, entre pasión e ideas,
convertido en un mezcla de erotismo y sueño;
despierto al día como un botón de rosa,
acurrucado, cubierto, en mí mismo;
pero esperando algún cenit
para abrirme a la vida y florecer
y abrir mis brazos a los rayos del sol
o a la mirada de alguna novia enamorada.

(26.oct.99)

DESDE LA MUERTE

Me fui muriendo poco a poco, a pedazos, a destajo;
me fui haciendo a un lado,
mientras pasaban los inviernos.

Fui sólo un instante
entre el amanecer y el crepúsculo,
una conjunción de martes y septiembres,
un ojo de agua que agonizó en el mar.

Ahora me tomé la eternidad,
estrella a estrella, cielo a cielo:
el universo entero es mi territorio.

Desde el área de la muerte
contemplo el umbral de la existencia.
Navego los límites del tiempo
y los espacios etéreos.

Puedo ser al mismo tiempo
ave nocturna y águila vespertina,
me muevo entre los átomos
y puedo alcanzar meteoros,
soy capaz de oír el llanto fúnebre,
lo mismo que el que se derrama
al comenzar la existencia.

(2.nov.99)


DESPEDIDA

¡Qué tristeza me invade, Dios mío!
La despedida es como un morir,
un cortar de tajo alguna historia,
mutilar con un gesto o una palabra
hilos conductores del pasado.

¿Por qué no hiciste más sencilla la existencia?
¿Por qué al morir y dar la vida Tu Hijo
no concluyó la perfección humana,
sino que se abrieron nuevas exigencias,
se fundó en el seno de Tu Iglesia
la jurisprudencia y,
al parecer, todo esto Usted bendijo?

Me han atado cadenas inhumanas,
mas, he contemplado en las cavernas de mi alma
una luz sutil y un vuelo de pájaros nocturnos,
que han despertado un sueño
de pretéritos amaneceres:

"El alba me sorprendía en milagroso vuelo,
batiendo mis manos como alas de águila
sobre una muchedumbre indescifrable
y rasando las copas de los árboles más altos,
en mi florida vegetación de ensueños
te encontraba"
.

¡Qué difícil levantar el vuelo, Dios mío!
Pero, una vez libre, ¡te alcanzo!

(20.oct.99)


PARA ESCRIBIRTE UN VERSO

Para escribirte un verso
Me dejo conducir por el deseo.
Para acariciar tu frente en esta noche,
Me convierto en brisa fresca
Y voy buscando tu piel
Centímetro a centímetro.

Recorro poro a poro tus volcanes y llanuras,
Y me detengo en un bosque húmedo del trópico.
Penetro entre tus profundas grietas
Y gozo extasiado ante tales hallazgos.
Jadeo y resuello y quedo vencido.
El bosque se estremece,
Me aprisiona y me sacude
Hasta convertirme en un saco de huesos rotos.

Esta noche solo estoy,
Y tú estás sola en mis sueños,
Presente de una manera trascendente.
Mas, turbado por tu ausencia física,
Te añoro, te busco, te deseo.

(31.oct.99)


COPLAS DESDE LA CASA ALBERIONE

Yo tenía mi muchachita
Y me la quería llevar,
Me mandaron a Alberione
Pa’ver si podía cambiar.

Al llegar el primer día
Casi me quería salir
Cuando vi a los terapeutas
Y al flaco de Roqueñí.

Pero estaban las Hermanas
Madre Velia y Sor Noemí,
Madre Agar e Inmaculada
Y mejor yo me sentí.

Al pasar una semana
Ya yo me sentía en casa,
Ya había contestado al Paco:
“oye, amigo, ¿qué te pasa?”

Conocí a mis terapeutas,
o más bien me conocieron:
Doctor Suazo y Carmelita,
en amigos se me hicieron.

Cuando estamos en sesiones
Lentamente desnudamos
Las tristezas y dolores
Y en abrazos terminamos.

Aquí nos sentimos bien
No hay cabida para el odio,
Aunque digan por allí
Que esto sí es un manicomio.

Hacemos de todo un poco,
Nos sabemos divertir,
Aumentamos nuestros kilos
Y aprendemos a vivir.

Si vamos a los deportes
Hay que llevar cirujano,
Por las patadas al aire
O los codos de Emiliano.

Somos una gran familia
Pero algo está pasando:
Unos vienen, otros van,
Como el negro con su chango.

Ya se fue Efra y Calvario,
Oscar, Chiuas y Gabino,
José, Víctor y Lugardo,
Muchos otros que no olvido.

Hemos todos coincidido
De diferentes naciones,
Cada uno con su rollo
Y sus propias soluciones.

Quiero hacerle propaganda
a este centro de atención,
Es un privilegio santo
Aunque venga el vacilón.

Ya me voy pa’ Panamá,
Regreso a mi patria chica
A la entrega del Canal
Y a verme con mi negrita.

(3.nov.99)


PIENSO EN TI

Como todos los días, pienso en ti,
te siento en mis noches frías,
estás presente en mi memoria,
pero no puedo sentir tu cercanía.

Te pienso, te sueño, te imagino,
Me represento intensamente tu recuerdo
Y aunque la ausencia no me quita tu camino,
Siento a veces que tu cariño pierdo.

Bésame, mi amor, para que así te sienta,
Toma mis manos, aunque haya esta distancia,
Mira mis ojos, corazón y piensa,
Que por ti yo daría mi existencia.

Estamos separados por un instante,
Un breve espacio que parece eterno,
Espérame, tesoro, es importante,
No dudes de mi amor sincero.

(3.nov.99)



ERES MORENA

Eres morena de cabellos lacios,
De estatura esbelta y cuerpo de modelo,
Mirada intensa y sonrisa tierna.
Me muero por tocar tu piel húmeda y tersa,
Enlazar tus manos y besar tus labios,
Descansar sobre tus tibios pechos
O hacerte dormir entre mis brazos.

Esta noche, que fenece con cánticos nocturnos
Y se acuesta lentamente sobre su oscuro lecho,
Me arranca a puñados estos versos,
Lazos de amor, veraces testamentos
De mi estar en ti y tu estar en mí.

(16.nov.99)


SE ME FUE EL DÍA SIN TI

Se me fue e día sin ti,
me fui deslizando por detrás del tiempo,
esquivé conversaciones, me ausenté.
Encontré refugio en sensaciones sintomáticas,
que hicieron de mi cuerpo un pesado fardo
imposible de llevar a cuestas.

Me entregué,
mientras revoloteaban risa vespertinas,
a los brazos de Morfeo.
Dejé que me trasladara a misteriosos aposentos
y que, en la inconciencia, me invadiera la nada,
espacio etéreo que habita el limbo.

Mas, desperté otra vez.
Soy yo, quien habita entre mi cuerpo.
Soy yo, quien acechado por un desconocido frío
dejo escapar un gemido y una idea.
Soy yo, de las fantasías un señor,
del tiempo venidero soñador
y arquitecto recurrente de un anhelo inquieto

(17.nov.99)


ANTE EL CRUCIFICADO

Oro, lloro, imploro;
sacudo mi dolor ante el Crucificado.
Día tras día, a la misma hora del cenit
me arrodillo y sumerjo mi cerebro
en un charco de encontradas emociones.

Le digo con voz entrecortada
por un caudal de llanto silencioso:
-Te amo, Cristo, y te bendigo
con esta unción que brota de mis manos bendecidas.

Te pude traer y te acercaste,
tal como en aquella Mesa compartida;
te alcé, partí tu tallo y te multipliqué,
te hice milagroso banquete
y, aún así, me dejas libre.

Tanto me amas que te mueres por mí,
me dejas acabar contigo y persistir.

Yo, que en el devenir del tiempo,
quise ascender y remedar tus pasos,
no sé vivir el mismo precio de tu cruz.

Me voy amándote,
amando a una mujer y amándome,
en fin, amando a mi manera”.

(25.nov.99)


ADIÓS MINISTRO

Aunque el adiós sea para siempre,
te digo adiós, ¡pero detente!
No te me vas así completo
con el botín adentro de tus manos.

Te voy a despojar con gran sigilo
de la sustancia que más te pertenece.
Me llevo tus años, tus desvelos,
tus métodos y los incontables aciertos,
el tesoro de tu amor y los días de desierto.

Llévate, si quieres, aquellos desvaríos,
la culpa, el miedo, la historia partida en dos.
Ya sé que te será ligero ese atavío
y, por si no lo quieres, entrégaselo a Dios.

Yo me iré por este mundo perdonando,
poniéndole al Señor nuevos altares,
y, aunque en letras ya no le administre,
Su Signo en mí se sigue perpetuando.
(25.nov.99)


CUANDO ME VOY...

A veces, cuando me retiro, voy callado.
Me gusta irme así, sencillamente;
sin despedidas y sin que aflore el llanto.

Le pongo más razón que sentimiento.
Le doy a lo que dejo una sonrisa
y algunas palabras de agradecimiento.

Cuando me voy, le pongo alas a mi viaje,
construyo un sueño y emprendo el vuelo,
soy de mi obra el autor y el personaje.

Así me voy y me despido,
serena el alma, presto el espíritu,
sabiendo que no queda nada en el olvido.

Me voy llevando a cuestas mi destino...
(26.nov.99)


MUERTE, ESA PALABRA FÚNEBRE

¡Ah, muerte! Esa palabra fúnebre,
estoy considerando ser tu amigo,
pero te tengo miedo a veces
y más cuando deseas estar conmigo.

Te he visto en umbrosas noches
Cuando tu manto frío me aprisiona,
Te he contemplado en mis quejidos y dolores
Y en las grises nubes, que, de tarde, se amontonan.

Estoy luchando conmigo y contra ti,
Sé que algún día pensarás que estoy vencido,
Cuando mi cuerpo tomes desde aquí
Y estrene yo tu mismo abrigo.

Pero, me estoy moviendo y tú, muerte,
Aunque sean lentos mis pasos, no me alcanzas,
Sólo me tomarías si yo quedara inerte,
Si yo espero tu encuentro y tú me abrazas.

Sé que te dejaré tendida en el terreno,
Allí, junto a mi pasajero maquillaje,
Porque yo seguiré hasta el infinito eterno
Y, donde no me alcances, detendré mi viaje.

(1999, Diciembre 28)